Cuando era niña pensaba y vivía en el presente, el día a día, una aventura desde el despertar. Y los días eran largos, alcanzaba para todo. No se me ocurría pensar en el futuro, era tan lejano, además no tenía conciencia de él.
Cuando era adolescente, empecé a reconocerme, y aún era el presente que prevalecía. Muchas preguntas sin respuestas, las que finalmente con los años las pude responder, y se plasmaron en una relación.
Cuando terminaba la secundaria, entre los 16 y 17, el futuro se puso delante para retarme, para cuestionarme. Pero nunca tuve angustia, siempre estaba ilusionada. Incluso sabía lo que quería estudiar y ser profesionalmente, y hoy vivo de ello y lo disfruto. Descubro el pasado.
Visualizaba mi vida sentimental? quizás sí, pero tenía la seguridad que me enamoraría, y quería un amor para siempre. Pensamiento romántico? En realidad de entrega, de darse totalmente. No tenía la menor idea de cómo era, acaso alguien lo sabe sin experimentarlo? no, verdad? Y fue así como me lo propuse y ese tiempo llegó al finalizar los veintes.
La ilusión me hacía ver el futuro seguro, no había que pensar en él como cuando empiezas a salir a la vida y enfrentarte a todo. El pasado es un recuerdo hermoso, que al mirarlo te alienta a seguir mejorando, y sientes orgullo y algo lindo en el estómago.
Hoy, parte de mi pasado no es igual. Evoca nostalgia. Hay mucha tristeza. Ese pasado trastoca mi presente. Si los fines de semana son duros, estos días previos a las fiestas de navidad....simplemente no tengo palabras para describirlo. Solamente decir que mi equilibrio empieza a tambalear. Los días no parecen reales. Todo es tan diferente, tan solitario.
Ese pasado debe quedar atrás. Sin mirar hacia él para no sentir. Probablemente esa sea la meta, no mirar hacia atrás. Dejarlo todo atrás. Dejar atrás como la experiencia vivida, la experiencia de amor que terminó, y tener la seguridad que viví como planeé, que lo dí todo.
Ha sido una experiencia de amor y dolor. Entiendo cuando dicen que si no te duele no amas. Muchas veces sentí ese dolor. Cuando había que viajar, ausentarme por meses, cuando ella se ausentaba. Pero el dolor más grande ha sido este. La frase “el corazón roto” tiene sentido. Pero lo importante es que sigue latiendo, fuerte y añorando una vida nueva, donde el dar sea recíproco.
Voy a dejar ese pasado atrás, donde debe estar. Miro el futuro, y me está retando nuevamente, como cuando tenía diecisiete años. Hoy, varios años después, la gran diferencia es que tengo la experiencia. Porque aprendí, sigo aprendiendo de mis sentimientos, de mi corazón. Y cada día será así. Mientras dure este proceso, lo consideraré como el tiempo de reconstruirme, un tiempo nuevo sin el pasado, sin mirar atrás.
Debo repetirme: "deja el pasado atrás". Hoy es mi futuro.
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