Miro a través de la ventana y como hace tres meses atrás, cuando decidiste tomar tu camino, la luna brilla imponente en el firmamento. Su brillo llega a mi ventana sin antes reflejarse en el metal dando un toque delicado sobre el ala y el motor, no he logrado captarlo con mi cámara, se quedara en mi memoria.
Pero a esta altura, a merced de Dios, del destino, me encuentro con tu recuerdo, entendiendo tu juventud. Esta vez la luna me llena de energía, pero antes debo decir que la luna llena de estos meses me llenaba de melancolía.
Recuerdo cuando abríamos las persianas de par en par dejando que su brillo llegue a nosotras y nos acompañe toda la noche.
Por eso cuando te fuiste y la luna estaba como hoy, una mezcla de sentimientos y añoranza y dolor me embargaban, porque ahora me recuerdan no los momentos que nos unieron, sino la separación. Una separación que nunca imaginé, pero sucedió, me quedé con todo en mi corazón.
Hoy esta luna tendrá un significado diferente, porque a más de 10 mil metros de altura, es solamente mía, imponente, magnífica, la compañera de mis noches, que en silencio me acompañará e iluminará. Y esa luz es amor, sabes?, el amor que viene de Dios, de mi familia, de mí misma.
Ese amor me hará buscar y encontrar mi nuevo camino, cuando en las noches mi mente me haga recordar y vacile. Cuando te conocí, la luna me enamoraba. A velocidad sobre dos ruedas con el viento en mi rostro y la luna como mi meta, pronunciaba tu nombre. Nunca lo dije, pero así de romántica era, aún lo soy. Lo terrible quizás es no haberlas dicho, no sé si habrían hecho la diferencia.
Al final logré captar la luna en el avión, en el firmamento....de alguna forma suave y tersa, bella no?
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