sábado, 16 de noviembre de 2019

Hoy hace ocho meses...tengo que escribir...

Escribir lo que siento, identificar por qué lo siento, es la única manera que mi mente razone, ponga en su lugar lo que haya que poner en el lugar preciso.

Siento tristeza, profundamente, y me embarga cuando simplemente dejo de pensar en el estudio, en el trabajo. Hoy han caído varias lágrimas, mis ojos se encuentran llenos de lágrimas...

Mi mente entiende que se trata de un proceso, el luto significa lo importante, significa el amor, significa el compromiso, que dí que doy que sentí y que siento, mis valores en los lazos familiares, el ser hija. Aunque el luto también signifique que no lo volveré a ver...pero su voz está tan presente, cuando quiero recordarlo, mi mente hace que lo escuche...lo hago rara vez, no hay que preocuparse.

Hay tanto en mi corazón y en mi mente. Aún se mezclan dos duelos, pero ahora entiendo que el de mi padre supera el del amor romántico, aquel que fue frenado, frustrado, no deseado por la otra persona... porque quien quiere algo lucha, lo intenta.

Definitivamente aprendemos siempre, no importa la edad, no importa cuánto crees que has vivido. Pienso que estamos en constante crecimiento. Es cierto aquello que se dice que cuando está más oscuro, más pronto se aclarará...como el alba.

En estos dos últimos días mis plantas, exactamente dos tallos de bambú están dando sus brotes. Eso no sería raro si supieran que durante casi dos años uno, y casi uno el otro, eran los sobrevivientes de un gran grupo. Me alegra el alma ver la vida, que lucha, que responde a la paciencia, al creer que tienen la oportunidad, que aunque parezca que no hay nada más que hacer, reviven, florecen, dicen sí. Y me dicen sí, porque creí en ellos...ahora toca que crea en mí, me enseñan el camino.



jueves, 9 de mayo de 2019

En tu memoria...Con Amor más allá del tiempo.

Los lazos que perduran son aquellos que no se ven, aquellos que rompen el alma cuando sientes que te fallan, y no tienes la edad para asimilar, rompen tu  statu quo. Pero sanas, y perdonas. Magnífico perdón, liberador de toda esa carga negativa, descarga del dolor, tan pesado, tan hiriente. Y lo que viene por añadidura es que libera también a la otra persona.

Los lazos de la sangre nunca se rompen, ni siquiera una transfusión, porque, allí donde la fabricamos, está el ADN compartido. Imposible de borrar. Por eso es tan doloroso cuando fallan, cuando se van, cuando te dejan, no sólo a ti, si no toda la historia vivida como familia unida... En ese momento se abre una puerta hacia una madurez adelantada, esa fue mi experiencia. Donde tuve que lidiar con mi primer corazón roto. A pesar del dolor, sabía que en su momento me encargaría de su salud y enterrarlo. Esa idea lejana, muy lejana...Luego de algunos años, ese corazón se compuso, y la relación maduró, crecí.

Mi padre ya no está. Cumplí mi promesa.

Ha pasado tan poco tiempo, un rápido desenlace, y sin embargo la sensación es que ha transcurrido mucho tiempo. Tuve que enfrentar un solo dolor a la vez, y los dos al mismo tiempo. Mi mente, mi preocupación, mis fuerzas estuvieron enfocadas en el bienestar de quien estaba pronto a dejar esta vida e iniciar otra, incluso ayudarle a dar el paso con paz, qué difícil...Pero el Señor me sostuvo hasta el final...hace 54 días...y recién hoy puedo escribir de este sentimiento profundo....y sí viví dos situaciones de dolor.

Me siento en paz con tu partida padre, todo está bien entre tú y yo, todo estará bien como cuando te lo dije, en esos silencios tuyos, pero sabía que me escuchabas. Si estas letras viajan por finos hilos que se convierten en hondas invisibles, las podrás leer, o escuchar en una dimensión que desconozco, y también seguiré cuidándola, mi otra mitad, mi otra parte de mi ADN.

Sí, así estoy, y creo que mi tristeza se duplica.
Una pasará, lo comprendo, y sé que se queda en mis venas, en mi corazón y en mi memoria.
La otra por alguna razón se está demorando, y también pasará. Lo estoy procesando recién y lentamente. Mis fuerzas y atención, estuvieron depositadas en quién me necesitaba, quien lidiaba entre la vida y la muerte. Pospuse los momentos donde nuevamente  tenía que argumentar que todo es posible si hay amor, soñar, que confiara, en fin, amar. No tenía que convencer ni explicar lo que debe nacer: el amor, que no es otra cosa que vivir, porque el amor es eso, vida.

Considero que hasta en la muerte hay un acto de amor, hay amor. Y es el que deja quien parte. El amor que une y reúne alrededor de la despedida, cada uno de sus hijos somos un acto de amor, el amor actualizado, hechos personas. Por eso: Con Amor, más allá del tiempo...

lunes, 6 de mayo de 2019

Vacío, invisibilidad, inercia

Esta trilogía.Tanto de ello que tampoco hay ganas de escribir. Pero ideé este espacio para expresar mis sentimientos, para visualizar mi interior, para sacar lo que hay dentro de mí, de encontrarme. Al escribir es como si saliera de mí, y volteara a mirarme, ver mi tristeza reflejada en mis ojos, respirara hondo y me diera ánimo, decirme que ya pasará, que todo es cuestión de tiempo...al final es lo que sabemos...pero...

Estoy ante una situación emocional-personal conocida, no es la primera vez. Es la tercera, y diferente como cada una de ellas. Se piensa y se dice que si tienes experiencias previas, entonces debe pasar rápidamente, además de aprender de ello. Y por la madurez no debo darle mayor cabida, no más preguntas sin respuestas, no más preguntar al viento. Pero saben?, no está sucediendo así, entonces me vuelvo a preguntar: ¿Por qué extraño? ¿Qué me pasa? ¿Qué espero, si ya dijo que no? ¿ Acaso tengo pistas para pensar que me está buscando? no, solo silencio de las palabras que quiero escuchar. Pero, ¿por qué me envía mensajes de su cotidianidad?, esporádicos, distanciados, pero allí está  ¿Trata de decir algo? No lo sé, y quizás nunca lo sabré. Ya no debe importarme.

La trilogía: vacío, invisibilidad, inercia, son las sensaciones que me invaden. La falta, el hueco que dejó el amor no correspondido, al decir no se llevó su amor y dejó un espacio vacío en mí que aún no logro llenar con mi propio amor. Y a mi amor le está faltando fuerzas, la emoción, la vitalidad que lo caracteriza. Tengo que encontrar el camino para recuperarlo, es la única manera de sonreír por dentro, de llenarme.

Cuando camino por las calles, entre tanta gente me siento invisible, no ausente, sigo con mis sentidos atenta, pero no me siento parte, es como si mi luz, mi energía estuviese apagada, la tristeza apaga la luz de mis ojos. Y la seriedad es la que refleja mi rostro. Esto solamente pasa cuando estoy sola, cuando estoy conmigo misma, en medio de tanta gente que no significan nada para mí, ni yo para ellos. Y ese no significado se deriva, de lo que ya no significo para esa persona. No pensamientos, no sonidos, sus sonidos, sus palabras, sus intenciones, nada. Todo se esfumó, se disolvió, y si existe es invisible, no lo veo, no sé si lo siento, hay duda pero no certeza.

Sabes que debes seguir, sabes que todo continua, el mundo sigue su curso como antes de conocerle, durante y este después. El mundo gira con todas tus responsabilidades, no hay tregua. Tus únicos momentos de darte cuenta que la vida sigue su curso es cuando frenas en la inercia del día a día, de las labores y atenciones. Siento que me lleva la inercia de las cosas, del quehacer que al mismo tiempo me distrae para no caer en pensamientos circulares, o sensaciones circulares, sí sensaciones porque no pienso, siento. No elaboro pensamientos. Hasta en esos momento me dejo llevar por la inercia del tiempo, los minutos y las horas, hasta que amanezca y el día te exija seguir adelante.

Creo que aún debo darme tiempo, tenerme paciencia. Soy consciente que este amor, este compartir llevó poco tiempo, comparado a mis anteriores relaciones, pero fue realmente intenso, ganando tiempo al tiempo, robándole a los días y a las noches las horas para permanecer y retar a la distancia. Amor puro. A estas alturas de la vida, el corazón cada vez más se sobrepone a la razón, y es que te permite creer, soñar, vivir en libertad. Y yo no podía guardarme de vivir.

Pronto estaré llena, brillando y disfrutando cada día, porque tanto amor te transforma, tanto al inicio como al final de una experiencia hermosa de amor, aunque ese final pueda ser compartido o una despedida. Siempre se gana, aunque duela, a pesar de las lágrimas, esas lágrimas que limpian y purifican.

Estoy en camino.


martes, 2 de abril de 2019

20 años… y… el Amor


¿A caso sólo a esa edad todo es posible? ¿Acaso existe solamente una edad para construir una vida? ¿Acaso no estamos en continuo cambio? ¿Acaso no experimentamos en algún momento de nuestra vida, más allá de los 20, que necesitas replantear las cosas, para mejorar, para vivir con ilusión, para disfrutar el resto de la vida?

Viví en los últimos meses, una de las experiencias más enriquecedoras, plenamente enamorada. ¿Mi motor? El Amor. No existió frontera alguna, no existió tiempo en contra, nada podía detener a este corazón, a esta alma, para el encuentro con mi  inspiración. Y el encuentro fue pleno, fascinante, más allá de cualquier expectativa, y es que no fui con ninguna. Las expectativas condicionan tus emociones, tus sensaciones, no dejan que las cosas fluyan, pueden ser obstáculos a la libertad de vivir. Luego de la experiencia evalúas lo que queda en tu corazón y en tu mente, y en este caso el seguir conociéndonos y reconociéndonos sin límites.

Sin embargo, sí  existió una expectativa. Que crea que es posible. Es tan difícil para algunas personas, creer en el amor, o permitirse la ilusión, o soñar. Y esta vez, que pensaba y deseaba que no me soltara, que no nos soltáramos, y tratar, que el tiempo nos enseñaría a encontrar el camino para reunir nuestros caminos…no estaba lista…si tuviera 20 el sí hubiese sido rotundo: "me iba contigo".

Nunca juzgaré, nunca borraré las palabras, siempre recordaré las miradas…todos mis sentidos, le conocí con todos mis sentidos, fuimos en todos los sentidos. ¡Qué hermoso! ¡Qué inolvidable! ¡Qué fascinante! El regalo más bello, una experiencia de vida. La llevo conmigo, está conmigo, en mi piel, en mi memoria, en mi corazón, en mis recuerdos, en cada número (que nosotras conocemos y es un símbolo) que se cruza en mi camino y me remite a ella, a lo vivido, y al dolor de lo no vivido, del no futuro. Al dolor de aceptar que en esta vida tenemos que ser dos, no sólo una, para creer y crear, tenemos que ser dos para llevar ese amor compartido, en un compromiso sin límites, sin límites de espacio y sin límites de tiempo, en plena libertad, en pleno respeto.

Tengo que dar gracias a la vida, gracias a ella, me hizo sentir tan, pero tan fuerte, irrompible; creer nuevamente, amar nuevamente, encontrarme nuevamente en mis capacidades. Desarrolló mis sentidos, me reconocí en ella, antes, durante y después del encuentro. Encuentro maravilloso, aquel abrazo eterno…

Siempre creeré, que el Amor lo puede todo, que es capaz de reconfigurar cualquier realidad, porque la realidad es nuestra creación y decisión. Y esta realidad, por lo visto, puede ser un obstáculo, un ancla, una sombra que no permite ver más allá. Parte de esa realidad también son las vivencias, el pasado que se actualiza y tantas veces paraliza. Aun cuando una crea, la otra parte tomará sus decisiones, y he tratado que venza esos obstáculos, sin embargo te das cuenta que incluso ya no quiere que trates, entonces debes parar. Y tomar una decisión así, para alguien que cree como yo, también es doloroso.

Ahora debo tratar conmigo. ¿Poner a un lado mis sentimientos tan vivos?, ¿poner a un lado cada detalle que nos llevó a este punto tan pleno: la música, las palabras, la pasión…? No puedo hacerlo, me resisto. No encuentro el camino para ello. No quiero ese camino. Pero mi razón me indica que no tengo otra opción. En este punto de incertidumbre solo queda la decisión, mi decisión. Y esta vez es pensar en mí, de demostrarme que puedo seguir, que tengo que seguir. Que todo este amor tan hermoso se queda en mí, aunque no tenga alegría, aunque sienta un gran vacío. Pero tengo la seguridad, que recuperaré esa alegría, que poco a poco el vacío lo dejaré de sentir.

Y no olvides que con 20 años se tienen tantas oportunidades como con 50 años, pero el bono con cincuenta es tu experiencia, la vida que quieres por el resto de la vida, de la manera que quieras vivir en la madurez, un amor maduro, un amor pleno. Agradezco porque lo he conocido contigo, porque lo tengo conmigo.

Llevo conmigo el mar en mi mano, símbolo de mi amor, ese amor que se queda tan dentro, que hace mantener y sostener el mi amor, tú mi amor. Hay tantas palabras no dichas, tanta música no enviada, tantas vivencias no narradas, y es tan duro no hacerlo…Pero quién sabe, este mar y sus corrientes, nos vuelvan a reencontrar…y  mi mente mueve mis manos que me llevan a escribir siempre te esperaré mi amor...