lunes, 22 de enero de 2018

¿Por qué?....

Mi corazón y mi cerebro, mis sentimiento y mi sensatez aún no ne ponen de acuerdo. Sigo porque debo hacerlo, camino porque no puedo detenerme, pero el sendero es incierto. No estaba lista para esto. No quería esto. Visualizo incertidumbre, y en otros momentos cuando me enfoco hay claridad, no suficiente, lo intento, no hay emociones, no hay ilusión...¿qué me pasa? ¿por qué demora tanto en llegar a mí la ilusión? hay tanto llanto que surge, que no se detiene. Qué vacío tan grande.

Creo que el dar, darse, entregarse es un acto de desprendimiento que duele con la separación, con el cambio, por qué no decirlo, con el abandono. Ese dolor que solamente se siente cuando se ama, con un amor sincero, puro, comprometido, sin tiempo, sin espacio. 

El amor, qué fuerte y frágil al mismo tiempo. Cómo nos fortalece darlo y recibirlo, cuánto equilibrio nos proporciona, cuánta ilusión es capaz de producirse en nuestro interior, la alegría del día a día. Como el agua que nos mantiene con vida. Nos hace capaz de todo.

No debo olvidarme que mi amor es grande y esa grandeza es el amor de Dios, mi fortaleza, mi protector, mi baluarte en cada batalla de mi vida, el centinela de mis noches y me cuida cada día de no caer, de no fallar.

"No llores por lo que perdiste, lucha por lo que queda.
No llores por lo que ha muerto, lucha por lo que ha nacido en ti.
No llores por quien se ha marchado, lucha por quién está contigo.
No llores por quien te odia, lucha por quien te quiere.
No llores por tu pasado, lucha por tu presente.
No llores por tu sufrimiento, lucha por tu felicidad.
Con las cosas que a uno le suceden vamos aprendiendo que nada es imposible de solucionar, solo sigue adelante".
                                                      Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco.

Debo y quiero seguir adelante, es la única alternativa para ser feliz.


No hay comentarios:

Publicar un comentario