miércoles, 24 de enero de 2018

Cuando llegaste tú

Con esta canción me preguntaste....

"...Desde que llegaste vida
Le hemos hecho trampa al tiempo
Mi cura es tu abrazo...
....Me ha tocado un ser
El que conoce cada línea de tu mano
El que te cuida
Y camina a tu lado.
Todo cambió por ti
Todo es amor por ti
Mi corazón te abrí
Desde entonces llevo el cielo dentro de mí.
Nunca jamás sentí
Una alegría así
Que bendición hallarte
Al instante en que se fue la luz
Llegaste tú..."
Para mí sigue siendo igual, precisa porque para ti como para mí, así fue nuestra historia. Mi pedacito de cielo, tú.

En cada respiro...

...trato de curarme, de reconfortarme, de tener la fuerza del día a día. Mis días los ocupo al tope, no quiero dejar cabida a la tristeza, no puedo permitirlo, tengo que vivir, tengo que luchar.

Se que puedo vivir sin tí, pero no quiero vivir sin tí.
Frase conocida, no trillada, sino real.

Para qué me curaste cuando estaba herida
Si hoy me dejas de nuevo el corazón partío?

¿Quién me va a entregar sus emociones?
¿Quién me va a pedir que nunca la abandone?
¿Quién me tapará esta noche si hace frío?
¿Quién me va a curar el corazón partío?
¿Quién llenará de primaveras este enero
Y bajará la luna para que juguemos?
Dime, si tú te vas, dime cariño mío
¿Quién me va a curar el corazón partío?

Por lo pronto me tengo que encargar de sanar, curar mi corazón que llega agotado todas las noches. En cada respiro, te recuerdo, te amo, y me tengo que amar.

martes, 23 de enero de 2018

Mi pedacito de cielo

Me diste luz, me diste esperanza, me llenaste de ilusión, de alegría. Hiciste que me reconociera, hiciste tanto en mí. Calor y color, alegría y también tristezas, pero la vida es así, no es cierto?. Empecé a creer nuevamente, a confiar, a entregarme con todos los riesgos.

Me has enseñado mucho mi amor. Me quedo con la forma de amar que nunca he tenido, y doy gracias por ese regalo. Te doy gracias por lo bueno que has hecho en mi vida, por eso te convertiste en mi vida, en el futuro.

Hoy leía algunas de tus notitas, cartas, dedicatorias, leía tus pensamientos, sentía tu amor, tu entrega, tu confianza, y también tu esperanza. Pensamientos llenos de ilusión que me llenaban el alma, esta mañana me acariciaron y te añoraba, me hiciste sentir paz. La rutina hizo que no las vuelva a leer, que no las vuelvas a escribir, Dios mío, sé que el tiempo no da marcha atrás, lo que no se hizo, no se hizo, pero por qué quedarnos sin la oportunidad de seguir viviendo este amor tan grande, de hacer de nuestras vidas un mundo para nosotras.

Mi mente me dice que te deje ir, pero mi corazón no, no quiere, sabe y valora lo vivido. Este tiempo sin tí ha servido para mirar hacia atrás y querer hacer las cosas mejor. Somos como somos, y en esas diferencias nos enriquecemos, siempre lo dijimos. No me resigno porque te tengo en mí, y creo que yo sigo en tí.

Donde estoy, donde vaya, estás tú. Como el cielo que nos cubre donde estemos, por eso eres mi despacito de cielo. Tu presencia está de manera intangible y en cada detalle, en cada pequeño objeto que lo pensaste para mí,  me recuerda a tí.





lunes, 22 de enero de 2018

¿Por qué?....

Mi corazón y mi cerebro, mis sentimiento y mi sensatez aún no ne ponen de acuerdo. Sigo porque debo hacerlo, camino porque no puedo detenerme, pero el sendero es incierto. No estaba lista para esto. No quería esto. Visualizo incertidumbre, y en otros momentos cuando me enfoco hay claridad, no suficiente, lo intento, no hay emociones, no hay ilusión...¿qué me pasa? ¿por qué demora tanto en llegar a mí la ilusión? hay tanto llanto que surge, que no se detiene. Qué vacío tan grande.

Creo que el dar, darse, entregarse es un acto de desprendimiento que duele con la separación, con el cambio, por qué no decirlo, con el abandono. Ese dolor que solamente se siente cuando se ama, con un amor sincero, puro, comprometido, sin tiempo, sin espacio. 

El amor, qué fuerte y frágil al mismo tiempo. Cómo nos fortalece darlo y recibirlo, cuánto equilibrio nos proporciona, cuánta ilusión es capaz de producirse en nuestro interior, la alegría del día a día. Como el agua que nos mantiene con vida. Nos hace capaz de todo.

No debo olvidarme que mi amor es grande y esa grandeza es el amor de Dios, mi fortaleza, mi protector, mi baluarte en cada batalla de mi vida, el centinela de mis noches y me cuida cada día de no caer, de no fallar.

"No llores por lo que perdiste, lucha por lo que queda.
No llores por lo que ha muerto, lucha por lo que ha nacido en ti.
No llores por quien se ha marchado, lucha por quién está contigo.
No llores por quien te odia, lucha por quien te quiere.
No llores por tu pasado, lucha por tu presente.
No llores por tu sufrimiento, lucha por tu felicidad.
Con las cosas que a uno le suceden vamos aprendiendo que nada es imposible de solucionar, solo sigue adelante".
                                                      Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco.

Debo y quiero seguir adelante, es la única alternativa para ser feliz.


lunes, 15 de enero de 2018

Ha caído la noche y emprendo el camino hacia el equilibrio

Nuevamente en este camino, solitario, incierto, algo así como debe ser el limbo. Vivir día a día, agotada, sin querer abandonarme en el sueño. Quizás no quiero despertar en la nueva realidad de tu ausencia. Qué pasó? Qué nos pasó? Por qué te diste por vencida? Por qué te alejaste de mí?

Fue un año con mucha carga, caminé absorta y muchas veces apesadumbrada, otras como en piloto automático. No me dí cuenta que al olvidarme de mí, me olvidaba de tí. No hubo intención, pensaba que realmente lo entendías porque tu apoyo era incondicional. Pero algo estaba cambiando, también te olvidaste de mí.

Cuando me dí cuenta, ya fue tarde para tí. No me lo dijiste. Prometimos que nada ni nadie debía separarnos, que nada ni nadie podía combatir este gran amor. Prometimos una vida futura, prometí cuidarte siempre, perdóname....pero ya no te dejaste. Tampoco quisiste escucharme.

Te extraño tanto, y no pensé regresar a este estado, solamente sé que revertiré este dolor en más amor. Tengo que regresar a mi equilibrio y volveré a planear el regreso con paciencia y valor. Te tenía que dejarte ir porque era tan evidente que ya no eras feliz, y debes ser feliz, mereces serlo, te amo mucho para no querer eso para tí.

He sido afortunada, me llenaste de amor, de atención, de color y sabor. He sido afortunada porque me permitiste amarte, porque me permitiste soñar.