Tripulante de los mares mediterráneos, de esta Europa contemporánea....
Yo sabía que sucedería, que te alejarías por un tiempo. En esa búsqueda de encontrar un camino, un medio de lograr tus sueños, tus metas. Planificaste una nueva vida para muchos años,... pero llegué a tu vida, y tu a la mía. Entonces todo cambió, en tí y en mí. Pero hay que seguir, no es así?, no hay otra manera, el camino lo estás haciendo al andar.
Vas navegando por primera vez, tan lejos de mí, de tu tierra, de tu gente. Eres valiente, eres fuerte, eres decidida. Mi guerrera, mi leoncita. Eso me gusta de tí, la fuerza que te mueve, y que me fortalece. Y mi propia fuerza te la doy.
Cada día, cada noche, son difíciles, la rutina y los deberes alejan de nuestro pensamiento y del corazón la añoranza de nuestras presencias, pero al final solamente es el recuerdo, o el sonido de nuestras voces que recorren miles de kilómetros y con ellas tratamos de acariciar nuestro corazón. Tú el mío y yo el tuyo.
La distancia no existe, siempre te lo digo, no vamos a medir el tiempo, también te lo digo, pero no comprendo por qué mi mente recuenta como un calendario exacto de cada día que pasa. Y el cielo , esa bóveda que encierra este mundo, es la que nos une, la luna, el sol, las estrellas del firmamento son testigos silenciosos de la añoranza.
A pesar de todo lo que puede significar la distancia, el tiempo, te siento cerca, conmigo, acaso no sientes lo mismo? Creo que sí. Entonces nos sostiene ese amor, la esperanza del pronto retorno, el momento de reencontrarse nuestras miradas, nuestras manos, nuestros cuerpos.
Te espero, te espero, te espero.
Son las rosas que me enviaste, las rosas que guardo con amor, tan perfectas....tan bellas, tan preciosas.
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