viernes, 3 de noviembre de 2017

Hace un año

Hace un año estaba sentada en una silla incómoda, atenta a su respiración, a sus movimientos, a sus necesidades. Pensaba lo que puede pasar en dos segundo, lo que esos segundos pueden cambiar en una, en dos, en tres, en una familia. Y lo que cambió en mí.
Los siguientes diez días fueron una secuencia de eventos nuevos, decisiones una tras otra, correr para acá y para allá, no dormir por dos noches seguidas, descansando dos.

Hubo que esperar tres días luego del accidente para la operación, larga e impaciente, todos tus hijos esperábamos las palabras que nos daban la alegría de tu fortaleza, y el inicio de una nueva etapa. En pocos días había que regresar a casa para tus siguientes cuidados. ¿Quién está listo? Aprendemos, así es la vida.

Pero dos semanas después las pruebas seguían, no era posible que él también sufriera un accidente. Ya eran dos fracturas, las dos columnas de la familia, necesitaban de sus hijos. Tuve que dividirme. Tenía que buscar la fortaleza. No estuve sola, nos ayudamos en esta etapa.

En la búsqueda de implementar lo necesario para su convalecencia en casa tuve que explorar un mundo nuevo de camas clínicas, cobertores, almohadas ortopédicas, urinarios, sillas, andadores, bastones, batas, etc. Todo lo necesario para la recuperación, de los dos.

Uno se fue recuperando más que la otra. Las primeras visitas al consultorio fueron en ambulancia, en cada ida y venida, pedía que las sirenas cesaran porque recordábamos las primeras de la emergencia. Hasta que llegó el momento de la rehabilitación, has pasado por varias sesiones en los últimos meses, y ya estás dando los pasos, que alegría verte andar, pasito a paso, en camino a seguir fortaleciéndote para ser tu misma, autónoma en todos los sentidos.

Hemos vivido tanto en este año. Siempre les dije a mis hermanos que esta era la prueba para saber de qué madera estábamos hechos, que la unión era la única manera de salir adelante, de apoyarnos, de abrazarnos, de escucharnos. Cada uno ha tenido su propio proceso, sea por su capacidad de expresar sus sentimientos, su forma de ser y por las circunstancias de sus propias vidas.

Desde hace un año estamos más unidos como familia, y eso es lo bueno de esta prueba.